Este año, nuestro árbol de navidad está en veremos. Lo sé, lo sé. Ya me reprendieron amiga y cuñada por la omisión, porque esperando el momento y la voluntad para hacer yo misma una variante DIY creativa, ecológica, estilosa y con no sé cuántos requisitos más del campo semántico de la burbuja craft, no hice nada. Aún. No sé si les suena familiar....
Pero aunque el árbol navideño que supe tener sucumbió a las circunstancias de una mudanza, mis adornos sobrevivieron incólumes en prolijas cajas blancas guardadas en el armario. En definitiva, la navidad es mi época preferida del año.
Voy a ser honesta: el rezongo femenino (y las cientos de fotos de personas armando su propio árbol de navidad en familia) me hicieron sentir una madre desalmada, cultivando la abulia y el desapego por los valores tradicionales. Por un momento, visualicé a mi hijo adulto analizando el recuerdo de una navidad sin espíritu con su terapeuta freudiano y me ardió la conciencia. Pero eso, estuve pensando de qué forma podía decorar el living para darle un aire más festivo. Como soy exageradamente simple (como creo haberlo demostrado con esta corona de perlitas y esta guirnalda de estrellas) decidí hacer la más simple de las guirnaldas de luces.