Un "antes" desalentador...

Un "antes" desalentador...

El panorama era desalentador. Después de extrañar por un año nuestro espacio propio, cuando abrimos nuevamente la casa, encontramos serios problemas a resolver. Algunos de ellos urgentes, como la renovación de la instalación eléctrica y la limpieza de los estragos provocados por la humedad. Así que el re-encuentro no fue romántico, ni tuvo el aura de nostalgia que el arte le imprime a la reunión deseada con lo añorado.

Un "antes" desalentador...

La renovación de la electricidad no fue un tema discutible, de esos que se posponen esperando el momento oportuno. En una casa "con carácter de época" - porque "vieja" es una palabra dura- el planteo de un sistema eléctrico seguro y adaptado a las necesidades de la vida contemporánea debería ser uno de los primeros cambios a encarar. Si no el primero. Sin embargo, cuando nos mudamos por primera vez hace cinco años (con un bebé de dos meses y muy pocos recursos para reformas) mis expectativas eran otras. Lamento decirlo con tanta liviandad pero mis urgencias eran estéticas, no funcionales. Para ser honesta: me importaba más el tono de la pintura y la carpintería que el hecho de quedarme pegada a la heladera por una fuga a tierra.

Un "antes" desalentador...

Mi postura actual es "más relajada". Probablemente no me volvería de mis vacaciones familiares porque pintaron el dormitorio color amarillo huevo (pobre madre mía encargada de realizar la llamada para comunicarme este detalle) ni aflorarían los más primitivos de mis instintos cuando el ferretero me envíe el tono equivocado de gris para las rejas. Todo bien don-ferretero-del-otro-barrio pero gris oscuro y opaco es eso: oscuro y opaco.  
  
Un "antes" desalentador...

Así que durante el primer mes, sin ocupar todavía la casa y sin colapsar pensando en la evidente imposibilidad de dejar todo listo de forma mágica, se cambió la instalación eléctrica, se impermeabilizaron todas las superficies y mi no-marido limpió a puño los techos de la casa. Sí, mis queridas, todos. Un hombre cuyo contacto más cercano con la limpieza era la góndola del supermercado, se asesoró personalmente (las maravillas de Google) sobre un producto específico para los hongos y luego a puro estropajo y voluntad, pasó días de sus vacaciones subido a una escalera limpiando techos. Mientras, yo acondicionaba y pintaba de blanco el dormitorio para que volviera a ser habitable.

Un "antes" desalentador...

Después de eso, con poca energía y sin tiempo para pintar la casa vacía -lo cual habría sido ideal- nos mudamos en marzo. Honestamente, avancé muy poco luego de distribuir y ordenar nuestros muebles. Además, descubrí que tengo un aspecto inflexible en el planeamiento del espacio: cuando tuvimos que re-pensar la colocación de las bibliotecas, volví a ponerlas en el mismo sitio. Probé la sugerencia del otro adulto lector pero no pude sostenerla.  

Un "antes" desalentador...

Así que el día de hoy comparto el "antes" de estos primeros tres espacios: entrada, cocina y living. En la próxima entrada voy a mostrarte el escritorio. Hay un motivo subyacente en el hecho de mostrar estas imágenes: el hacer público el desastre es una forma de obligarme a terminar la lista de tareas pendientes almacenadas en Pinterest bajo el triste rótulo de " Proyectos que debo intentar".  Al menos hasta que cambie el "deber" por el "hacer" .