Nunca es tarde.

Volver a bloguear

Solo empezar a teclear en el formato familiar del post me produce el placer del re-encuentro. Al menos, la anticipación de este placer. Sin permiso asomo tímidamente algunas palabras en el alud de publicaciones diarias que ofrece Mr. Google. Sin  cuantificar el tiempo de la ausencia en las medidas ordinarias, como quien salió a dar una vuelta y vuelve despacito, les digo: ¡hola! ¡Por acá a estoy! Y esta bienvenida es una decisión meditada, no crean. Por un instante, especulé con esperar al cercano 2015 para retomar mis desmesuras. Era un camino prolijo y seguro, pero de postergación inútil. ¿Qué puedo ofrecer el próximo año que no pueda ofrecer ahora? 

Cuadros hechos a mano

Y así, con mi característica impulsividad, hago que las cosas pasen. Que nadie se confunda, la desmesurada no desapareció, hibernaba. Es un fenómeno de adaptación ante las adversidades que supone un momento para despertar y volver al mundo. Todavía atontada por el sueño, traigo como excusa (para no llegar con las manos vacías) un pequeño cambio que realicé en la entrada de mi casa. Con dos cuadros viejitos y olvidados, algo de arpillera, una impresora temperamental -que funciona cuando quiere y como quiere- y alguna lámina simple que ya compartí en otra ocasión.

Cuadros hechos a mano

No tengo el gran tutorial DIY, pero les mentiría si les digo que no espero que anden por ahí... todavía. Porque recibir mensajes y comentarios produce un reconfortante calor en el alma que reanima y energiza a la más adormilada.  Así de simple como siempre fue -con una llave dorada en la pared, La Desmesuda se abre nuevamente. Pasen y vean, capaz que algo les puede gustar.