Mucha tela para cortar...

Decorar con telas


No estoy perdida. Ni me quedé en el rancho olvidada del mundo exterior, haciendo alabanza de la vida rural. Anduve a las corridas. En una búsqueda intensa por la cual confirmé que la oferta textil en Montevideo es escasa. Y digo "escasa" para usar un eufemismo y evitar la grosería que se me ocurrió mientras buscaba una -no te pido cientos, te pido una- tela estampada en zigzag. Pero que no sea en blanco y negro.

Decorar con telas

No me malentiendan, no es que ahora de golpe abandoné el amor por los neutros. A mí me encanta el chevron en blanco y negro. De hecho, compré la tela para hacer cortinas (y las vespa de la primera imagen para el dormitorio de Camilo) Pero Yanina no se imagina su casamiento en blanco y negro. Y como estamos hablando de la tela para los senderos de su fiesta de casamiento, allá salí a la ingente tarea de encontrar un estampado "alegre pero delicado". Finalmente, en una vidriera estaba él,  un chenille soñado, que tuvo la aprobación de los novios desde Israel.
 


Decorar con telas

La primera en enamorarse fui yo. En cinco segundos me imaginé sillas, sillones, butacas, cortinas, almohadones y todo elemento decorativo que se puedan imaginar, tapizado con este patrón geométrico. Yanina también se enamoró de él o de la pasión que yo siento por sus colores y su textura, quién sabe... Compartimos amor y tenemos senderos y suculentas para los centros de mesa y pizarras y flores silvestres y una fiesta que promete. Ahora, ¡a decorar con objetos hechos a mano y telas!