Le festejaré el cumpleaños? Tercera Parte.

Festejando el cumpleaños de mi hijo

Soy una lectora. Mi imaginación está nutrida de imágenes literarias y disfruto desde que tengo memoria de los relatos míticos. Los griegos, los hebreos, los nórdicos: los mitos de las grandes civilizaciones tienen sutiles puntos de contacto. Quizás el más evidente de ellos sea la visión de los orígenes, el universo emergente del caos... Este es el momento en el cual quien lee se pregunta qué tienen que ver los griegos con festejarle el cumpleaños al nene. Sean pacientes, porque tienen mucho que ver. Hasta el 13 de octubre pasado mi representación del caos fue intelectualizada, nacida de la experiencia literaria. Hoy, el caos son 30 niños de cuatro años saltando juntos en un castillo inflable sin un plan organizado para contenerlos. 

Festejando el cumpleaños de mi hijo

Y claro, después de escribir una sentencia apocalíptica como la anterior es cuando se rebela mi costado vinculado con la educación para la libertad y pienso: los niños se fueron felices. Mucho. El comentario del lunes en el jardín fue "lo divertido que había sido el cumpleaños de Camilo". Corrieron, saltaron, comieron grasas saturadas, tenían unas sorpresitas divinas y una bolsa llena de golosinas y cuando digo "llena", créase, estaba llena. Se tiraron sin miedo en la piñata, jugaron juntos, cantaron y comieron torta. ¡No se querían ir! Los padres tenían que entrar a buscarlos. Doy fe de eso. Pero fueron las tres horas y media más estresantes de mi existencia.
En Federico recayó la responsabilidad de cuidarlos en los juegos para devolverlos enteros a los padres, claro está. Una de las cosas que uno espera cuando va a buscar un hijo a un cumpleaños es que se lo devuelvan sin que su integridad física se haya visto comprometida. En consecuencia, nuestra responsabilidad era que disfrutaran pero sin lastimarse. Esto puede ser difícil cuando tenés un grupo de diferentes edades. Los más grandes quizás doblan a los más chicos en tamaño, pero siguen siendo niños. Se enojan como niños, corren como niños... ¡pero pueden aplastar a un chiquito como adultos!  Por este motivo, porque soy madre, silencio convenientemente el espíritu bohemio que me pide "freedom childs" y les aconsejo que si van a festejar un cumpleaños en casa, organicen el entretenimiento de los niños.

Festejando el cumpleaños de mi hijo

Y si eligieron un salón para el festejo, cerciórense de que el plan tome en cuenta los siguientes aspectos:

1- En el principio, era el caos... o el momento de libertad salvaje en los juegos. 

En mi experiencia personal, los menores de cinco prefieren el inflable y los más grandes la cama elástica. No es una regla, pero es lo que veo con mayor asiduidad como parte de mi trabajo organizando cumpleaños. Por lo general no nos ocupamos de la animación porque la mayoría de los salones tiene resuelto este aspecto en particular, pero suelo ser observadora y como mi rol es el de coordinación, permanezco atenta a todo lo que sucede a mi alrededor y puede estresar a la mamá del cumpleañero.  Además de tener controlado cómo se sirve a los adultos y de registrar las emociones del festejo en imágenes. A todo esto yo tampoco trabajo sola, mientras deambulo, Clau se encarga del servicio gastronómico y los mozos. En definitiva, durante el cumple de Camilo necesité Ciruelas trabajando, no como madres!

Festejando el cumpleaños de mi hijo

2- La creación cronologizada o limitar el tiempo de juegos a una hora u hora y media. 

Si los juegos permanecen armados en el lugar, los niños tienden a "escaparse" de toda propuesta organizada para usarlos. En ese caso, lo más probable es que estén solos (esa es la gracia para ellos) en un espacio potencialmente peligroso, dependiendo de las medidas de seguridad tomadas por los propietarios del salón o los padres que invitan. De todos modos, si hay algo que las madres sabemos es que los niños son capaces de darse los porrazos más espantosos en los lugares más inesperados. En consecuencia, que estén solos no es una buena idea en ningún lugar. Si tienen que contratar estos servicios, no se dejen tentar por promociones extra-large. Una hora y media para jugar es más que suficiente. Y tampoco se confíen cuando les dicen por teléfono que alguien de la empresa se "queda a cuidarlos". Se refieren a los juegos, no a los niños.

3- El banquete o el momento de la merienda. 

Es importante destinar un espacio para que se sienten y puedan descansar, bajar las endorfinas producidas por los juegos y comer algo. Lo ideal son sandwiches de jamón y queso, pebetes o panchos. Apelando al sentido común, los panchos al pan son prácticos porque a la mayoría les gustan, se comen al pan (algunos niños los piden solos y cortados) y no generan ni grandes desperdicios ni una torre de basura. Leáse, madre: si usted está organizando el cumpleaños solita con su alma, será usted quien va a tener que juntarlos, sentarlos, atenderlos y limpiar lo que dejen. Si son diez niños, no pasa nada. Podemos con situaciones más complejas. De última, ya pasamos por un parto y sobrevivimos a los primeros años del bebé... Pero si son treinta individuos con la energía del corredor de Supradyn, la cosa es diferente. Vaya pensando que usted solita no a va poder. Entonces, no sea orgullosa, pida ayuda a quien tenga a mano: marido, abuelas, tías, amigas, vecinas de buena voluntad o la policía comunitaria. Yo tengo tres mujeres en mi vida que valen oro: madre, madre postiza y madrina. A ellas, a Delia, Bea y Clau mi agradecimiento eterno. Ni que hablar a Fede, que estuvo presente en todo momento.

Festejando el cumpleaños de mi hijo

4- Los doce trabajos de Hércules o de las actividades grupales. 

En los salones suelen organizarse tres actividades de diez o quince minutos que involucran -o pretenden involucrar- al total de los niños. Las más habituales son: títeres, canto y baile y juegos de cooperación (armar algo en grupos, completar un circuito de desafíos físicos, etc) En ocasiones y dependiendo de la soltura de los animadores, intentan integrar a los adultos en estas actividades. Si sos de las mías, pediles amablemente que no integren, no es necesario. Ahora, si estás en tu casa, en el salón comunal, o en un club de barrio y no contrataste animadores, tenés tres posibilidades:

- Multiplicás las contrataciones (títeres, un mago o algún espectáculo).

- Los dejás a su libre albedrío

- Te ponés a organizar juegos.

A todo esto, nunca te sentaste jamás y mucho menos intercambiaste más de dos palabras con la gente que te rodea. Es natural, pero en definitiva, es un cumpleaños infantil, los que tienen que disfrutar son los niños...

Festejando el cumpleaños de mi hijo

5- Después, llega la torta, 

La entrega de sorpresitas y la "devolución" de los festejantes a sus padres. Leído en este orden parece sencillo. Engañosamente sencillo. Ponele que sos la madre del cumple y te metiste en el baile de hacerlo sola. Pensá en alguna versión del desdoblamiento de la materia para hacer sociabilidad con otros padres, encontrar a los niños, convencerlos de que se vayan y entregarles sus respectivas sorpresas y abrigos (las van a querer todos juntos!!!) sonriendo amablemente y luciendo espléndida y relajada. Mi consejo: cuando los niños son más de quince todas las sorpresas son iguales. Sin diferencia de edad ni sexo. Todas juntas, en una caja fuera de su alcance y cerca de la puerta.

Festejando el cumpleaños de mi hijo

Cinco pasos y tres horas. No parece tan difícil no?  

Pero a no ser que seas Durga, la invencible,  pedí colaboración. ¿Tenés un padre dispuesto? Tenés suerte. ¿Hay una abuela con onda? Divino. ¿Una amiga incondicional? Mejor aún. Si no, no invites más de diez niños porque es probable que termines llamando a la farmacia ( o atacando el barcito, depende) Si querés saber qué hice yo después de que todos se fueron, te cuento: ni farmacia, ni bar. Torta de chocolate. Y bueno, una es quien es y para relajarse le funciona el dulce de leche. Y tu experiencia, cuál es?