La verdadera: mi casa.

Mientras ordenaba unas olvidadas carpetas de imágenes en Photobucket, encontré algunas fotografías de mi casa durante la primera navidad que pasamos en ella. Después del insoslayable momento de nostalgia hogareña -ahora que vivimos en otra casa- pensé en compartirlas, para que conozcan a qué espacio me refiero cuando digo "mi casa" 

Mi casa, entrada

Bienvenidas! Esta es la entrada. El "zaguán" como le decía mi abuela.  Cuando compramos la casa decidí conservarlo y durante la reforma insistí en respetar la estructura arquitectónica original. Por otra parte, me gusta que exista la posibilidad de cerrar la puerta y de esta forma, separar la casa de este espacio de recepción. Sería el lugar ideal para un perchero, una mesa, despojadores y demás elementos útiles para organizar llaves, abrigos, celulares, carteras, cuentas y demás . Pero...en mi casa hay pocos espacios convencionales: yo puse una biblioteca.
Mi casa, entrada

Una biblioteca, un puff y tres cuadros pintados con óleo-pasteles. Nada más. En los últimos meses cambiamos el puff por una bicicleta. No era precisamente lo que esperaba tener en la entrada de mi casa pero mi no-marido tiene conciencia ecológica, se mueve en bici por el mundo. El respeta mis decisiones estéticas por más insólitas que le parezcan, yo acepto su bicicleta y sus pesas. Son las concesiones que se hacen para garantizar una convivencia familiar pacífica. Aunque les confieso que en más de una ocasión soñé despierta con la posibilidad de que el aparato de pesas se des-materializara por algún misterioso motivo. Pero eso es tema de literatura fantástica. Ahora pasen al comedor.

Mi casa, distribuidor

Estas sillas ya no están con nosotros. Créase o no, las regalé cuando me mudé por falta de espacio. Sí, regalé cuatro y conservé la del escritorio, que tiene el mismo estilo. Podría haber convertido la casa de mis padres en un depósito a la espera del regreso, pero necesito orden y una mediana armonía en la decoración para vivir en paz. Además, posiblemente hoy eligiría otras, más livianas visualmente pero más sólidas estructuralmente. Porque las sillas eran divinas, pero no hubo manera de mantenerlas encoladas por más de dos meses.

Mi casa, cocina

Mi cocina es un tema aparte. Mirándolo objetivamente, este espacio es una metáfora de mi relación con las actividades culinarias: un pasillo entre el comedor y la sala. Por otra parte, ahora que observo la imagen con atención, descubro que fue tomada antes de elegir los apliques para la luz y de cambiar la cocina eléctrica por la de combinada de acero inoxidable. La cocina que se ve en la imagen nos la había regalado la tía de Fede cuando nos mudamos juntos hace muchos años. Tenía valor sentimental y dos mudanzas en su haber, pero ya no cerraba del todo. No tengo idea si la nueva cocina mejor pero ciertamente es más linda.  Y los apliques de luz son los que se ven en el reciclado de mi actual cocina. Chapas de luz de líneas rectas en color  grafito. Me encantan. No fueron fáciles de encontrar pero valió la pena la espera. Hoy eligiría los mismos sin dudarlo. 

Mi casa. living

Por si no lo notaron: la desmesurada es la reina de la neutralidad. ¿Todo beige? ¡Dale color Paula!, lo tuve que escuchar más de una vez... Y  probablemente tienen razón, pero tengo una inclinación natural por los colores neutros. A veces exagero: no hay contraste ni en los almohadones. En la imagen se puede ver uno de los sillones del living. Cuando nos mudamos, quedó en casa porque era muy grande y lo está usando mi hermano con su familia. No creo que lo conservemos al volver, aunque me tomé mi tiempo para elegirlo, no resultó de calidad. 

Mi casa, escritorio

Una vista del escritorio. Lamentablemente no tengo otra imagen mejor. ¡Lo extraño! Extraño la luz natural que entraba por los ventanales y la posibilidad de tener una biblioteca empotrada - que no se ve en la fotografía- en la cual contener gran parte de los libros de Literatura Uruguaya. La creación de este espacio fue parte de la reforma porque no estaba integrado a la planta original. Hacerlo parte de la casa y realizar los trabajos de carpintería para que fuese funcional llevó algunos meses. La peor parte: la instalación eléctrica mal resuelta, básicamente "por fuera". Lo mejor: escribir frente a una ventana que da al patio y a las plantas.

Mi casa, dormitorio

Los dormitorios de mi casa no superan los diez metros cuadrados. Son habitaciones pequeñas: entra lo justo. El nuestro es simétrico al de Camilo, que en ese momento estaba en mutación, porque aún no teníamos la cama heredada de la prima Dani y todavía era el cuarto de un bebé. No tienen demasiada ciencia: cama, placard (enorme, eso sí) mesa de luz y biblioteca. Paren de contar. No hay nada más. Si por mi fuera ni siquiera tendría televisión, sin embargo la tele es otra de las concesiones en pos de la serenidad en la convivencia.

Mi casa, dormitorio

Estas fotografías no fueron tomadas pensando en compartirlas. En consecuencia, no están "producidas" y su resolución deja bastante que desear. Las tomé simplemente porque me gustaba mi casa. Estaba orgullosa del trabajo que había realizado después de un año de reformas, albañiles, sanitarios, carpinteros y demás dando vueltas por allí. Estaba orgullosa del espacio que compartía con mi familia aunque todavía quedaba mucho por hacer. Hoy es parte de mi presente este espacio para escuchar sus opiniones y confesar que, cuando vuelva, seguramente va a ser muy distinta.